Para mí, un gran libro
es aquél que se introduce en mi vida, perdura en ella y la modifica. El primer
gran libro que leí fue Los tres mosqueteros, de Alejandro
Dumas, cuando tendría unos diez años. Todavía recuerdo la emoción con que seguí
las proezas de los cuatro amigos en la corte de Ana de Austria y de Richelieu.
Estoy seguro que ellas influyeron en mi predilección por el género de aventuras
y en mi pasión por la narrativa.
Un requisito
indispensable para que un libro me hechice, es que no sea demasiado simple, que
exija de mí un esfuerzo intelectual para poder apreciarlo. Eso me ocurrió con
las novelas de William Faulkner, a quien creo el novelista moderno más
importante. Los primeros libros que leí de él -yo era estudiante- me planteaban
muchas dificultades, pues no estaba familiarizado con esas alteraciones del
tiempo y el empleo de varios narradores entrecruzados. Cuando entendí esas
estructuras novelescas, se me abrió un horizonte y descubrí que esa complejidad
no era gratuita sino la misma que tiene la vida humana.
Un gran libro es una
especie de amigo fiel al que puedo acudir en busca de ayuda y consejo cuando me
hace falta. Por ejemplo, la Correspondencia de Flaubert, en la
que uno sigue paso a paso su vida de escritor, los esfuerzos y angustias que le
significó cada libro, ha sido para mí muy útil. En sus páginas, que he leído y
releído, hallé muchas veces las respuestas para las preguntas que me hacía y el
tesón que me faltaba en lo que estaba tratando de escribir.
Finalmente, un gran
libro es para mí aquél que me obliga a revisar mis opiniones, que de alguna
manera me contradice. Eso me sucedió releyendo El hombre rebelde, de
Albert Camus, hace cinco años. En ese entonces, pensaba que no había más
remedio que aceptar, en ciertas circunstancias en la historia, que el fin
justifica los medios. El admirable ensayo de Camus sobre la violencia me
convenció de que la única moral histórica aceptable es la opuesta: la de que
son los medios los que deben justificar los fines.
Mario Vargas Llosa
Lima,
1979
Del libro "Elogio de la educación".